Rincones con encanto
I. Plaza Vieja
Durante largo tiempo debió ser el centro de la vida de la población, por ser la plaza del mercado: Enrique II concede a la villa en 1371 el privilegio de un mercado semanal, los sábados, y dos ferias anuales. Este mercado semanal se vio ampliado a dos días, en miércoles y sábado, en el siglo XVI.
Su estructura responde al tipo de plaza desarrollado durante el medievo: los soportales definen todo su perímetro excepto en su lado oeste, delimitado por la calle Mayor y los muros de la iglesia. La estructura porticada consiste en pilares de madera apoyados en basas de caliza. El acceso a esta plaza es desde la Plaza Nueva, a través del Arco de la Concepción o Puerta del Conjuradero.
II. Plaza Nueva
Doña Juana de Rojas y Córdoba, V Marquesa de Poza, en una de sus visitas durante el año 1660 sugirió la conveniencia de construir una nueva plaza extramuros, en un espacio abierto, junto a la puerta principal de la villa. Con su sugerencia y permiso fueron realizadas las complicadas obras, que requirieron la construcción de muros de contención de gran potencia en sus lados este y sur, que sujetarán la estructura en una pendiente con una notable diferencia de cota.
Con la construcción de esta plaza se inició un nuevo concepto en la configuración del espacio urbano, produciéndose una ocupación fuera de los límites hasta entonces definidos por la muralla primero por las principales familias de la villa, que levantan aquí sus casas.
III. Ayuntamiento y plaza de la Villa
El Ayuntamiento es una construcción iniciada en 1595, que con el transcurso de los siglos ha terminado albergando tres edificios independientes, pero que aún permiten ver esa clara unidad constructiva en sus dos cuerpos de fachada, separados por una línea de imposta, y la cornisa, formada por un cuarto de bocel entre alero y cimacio rectos. Destaca en la fábrica el cuerpo central del edificio, en el que actualmente se aloja el Ayuntamiento, dos arquerías formadas por tres arcos de medio punto, sobre imposta que sobresale de la línea de la jamba y el intradós del arco y en las que las enjutas aparecen resaltadas en relieve.
La arquería inferior constituye el soportal de la planta baja, siguiendo hoy la estructura de la plaza con soportales en la calle del Diezmo frente a la antigua puerta y fachada principal de la iglesia. Estos soportales presentan la misma estructura constructiva que en la Plaza Vieja, pilares de madera sobre basas de caliza, pero en esta plaza es muy peculiar su aspecto sobre todo en el lado norte, pues el paso de los años ha provocado movimientos en el asentamiento y la estructura de los edificios con un desplazamiento de cargas que los pilares han tenido que soportar adecuando para ello la inclinación de sus fustes.
IV. Lavaderos, abrevaderos y acueducto romano
Saliendo de la villa hacia las salinas por la puerta hoy desaparecida de la Fuente Vieja, se llega a un conjunto de lavaderos, abrevaderos y fuentes construidos en el siglo XVIII, y que constituyen una de las obras civiles más importantes y peculiares de la villa. No hay duda de que si la obra que hoy vemos se llevó a cabo en el periodo ilustrado, su origen se remonta sin embargo a etapas de nuestra historia mucho más antiguas.
El tramo inicial de acueducto, constituido por tres arcos de medio punto, el puente que enfrente nos permite observarlo, alguno de los manantiales de este conjunto, y la calzada que inicia su trazado aquí y por el valle más cercano de las salinas, Rusalado, continúa hacia La Magdalena, Trascastro y el páramo, han sido consideradas obras relacionadas con Flavia Augusta y con la explotación romana del Salero. Las características de sus fábricas, las descripciones de las que han sido objeto en otros siglos, y los estudios e investigaciones realizados por algunos especialistas han permitido atribuirles una adscripción cultural romana.